“La Inteligencia Emocional :
una herramienta bibliotecaria poco glamurosa, pero tremendamente efectiva en la
atención al usuario/a”
Por Enrique Navas
Benito
La modernización trae consigo, casi
siempre, la mejora. Pero junto con esta mejora se producen daños (o
consecuencias, sería más preciso decir) colaterales inevitables. Y esta
circunstancia a la que aludo suele ocurrir (hagamos un analogía directamente y
en toda regla, sin más preámbulo y sin pudor, con el ámbito laboral) en todos
los campos profesionales. Es innegable la profunda revisión hecha de la Biblioteconomía
como disciplina y de las Bibliotecas como entidades culturales y/o educativas en
los últimos años en España y en todo el mundo. Algunas de las cosas dichas y
escritas sobre nuestra profesión se han llevado a la práctica y otras no. Han
cambiado cosas y otras han permanecido. Hasta ahí todo es una obviedad, no cabe
duda.
Con la aparición de la filosofía 2.0
(ahora llega la 3.0 con sigilo y mucha complejidad) que, teóricamente (y
también en la práctica de manera irregular) afecta a casi todas las facetas de
la labor del bibliotecario/a, estamos viviendo una intensa (desmesurada diría
yo) intención de tecnologizarlo –disculpen el palabro- todo: El OPAC Social, La Biblioteca 2.0,
Herramientas Sociales aplicadas a bibliotecas, Inteligencia Colectiva aplicada
al Catálogo y a la propia biblioteca, la Lectura /Biblioteca/Tecnología en la Nube , infinitas plataformas y
repositorios digitales, el bibliotecario 2.0, etc. son algunos ejemplos. Pero…
¿puede estar ocurriendo que las NTICs en bibliotecas, en cierta forma, amén de
todas sus ventajas y mejoras (algo incontestable) acaben actuando (o lo estén
haciendo ya) como un inconsciente pero efectivo señuelo y nos estemos olvidando
de seguir cultivando en la práctica y en la teoría otras herramientas no
tecnológicas imprescindibles para nuestro trabajo como bibliotecarios/as? Me
cuesta encontrar textos donde se apologice o se construyan nuevas formas de
entender, por ejemplo, la manera en que debemos atender al usuario/a en las
bibliotecas desde el punto de vista humano, interpersonal, actitudinal. ¿Estamos
dejando de lado la promoción y modernización de la inteligencia emocional en el
bibliotecario/a para atender a los lectores/as de la biblioteca?
¿Qué es la inteligencia emocional para
bibliotecarios/as?
La inteligencia emocional, a nivel
general, es definida por la comunidad de especialistas en Psicología como la capacidad que tiene una persona de
manejar, entender, seleccionar y trabajar sus emociones y las de los demás con
eficiencia y generando resultados positivos. No me gustaría que el lector/a
confundiera esta habilidad en bibliotecas de la que escribo con el relanzado y
bajo mi humilde opinión sobrevalorado concepto de Coaching en bibliotecas. Al menos para mí no es lo mismo. Para mí
el Coaching bibliotecario está
encaminado a optimizar el trabajo de los propios bibliotecarios/as, estimulados
por un líder (director de la biblioteca, jefe de sección, etc.), y no incluye
de manera directa al usuario/a. La capacidad de la que yo hablo consiste en
tener la suficiente destreza/pericia a nivel emocional como para atender al
usuario/a con la eficacia necesaria, optimizando dicha atención. Es decir, se
trata de una cualidad relacionada con el trabajo del bibliotecario/a que está
atendiendo al visitante y no de una habilidad para potenciar y motivar a los
trabajadores de la biblioteca. No obstante, el Coaching podría relacionarse con la/s cualidad/es de la/s que hablo
si tratamos de extraer del usuario/a lo mejor de sí mismo/a (en ese sentido
sí), una capacidad y situación íntimamente relacionada con la Alfabetización
Informacional y la nueva forma de entender la Formación de Usuarios
bibliotecaria (ya saben, todo está interconexionado…). No obstante, tampoco le
daré muchas vueltas a esto, hay palabras/tecnicismos que son manifiestamente
ambigüos.
El caso, y para no extenderme
demasiado, es que el profesional de las bibliotecas que tenga entre sus roles a
desempeñar atender las preguntas y demandas de los usuarios/as, puede y debe
cultivar una serie de habilidades relacionadas con la inteligencia emocional en
su sentido más amplio y original que van a hacer que la atención a ese
usuario/a sea más efectiva. Para mí, la efectividad en la atención al usuario/a
se puede cuantificar en función de cuatro parámetros:
1)
Nivel de
satisfacción del usuario/a en la respuesta a su necesidad de información o de lo que sea (rapidez y
pertinencia).
2)
Satisfacción
sentida por el usuario/a a nivel informacional y personal
3)
Que el
usuario/a primerizo/a vuelva; fidelizar a usuarios/as habituales.
4)
Ahorrar
tiempo al usuario/a y a nosotros/as mismos sin dejar de atender en su máxima profundidad lo que nos preguntan o
piden. O sea, economizar y/u
optimizar.
La presunta contradicción pedagógica de ALFIN
Para no desviarnos del tema que nos
ocupa, y siguiendo con la inteligencia emocional que propongo que deberíamos
tener todos/as los bibliotecarios/as en la labor diaria de atención al
usuario/a, he convenido en exponer esas características tan etéreas y poco
cuantificables de las que ya les he hablado. Las he resumido en seis. Hay
muchísimas más, claro, el tema daría para escribir un libro (o al menos un
folleto) y no sé si le iba a resultar interesante a alguien, así que dejémoslo
en seis y ni una más. Pero intentaré con estas seis necesarias
aptitudes/actitudes explicarme con claridad. Para mí, es esencial que un
bibliotecario/a posea el mayor número de las cualidades a continuación
expuestas para atender eficientemente al usuario/a. Cuantas más, mejor.
1)
Empatía
·
¿Qué significa empatía en un/a bibliotecario/a? Detectar en el usuario/a las necesidades
reales con las que se acerca al mostrador de la biblioteca, no a nivel
informacional o bibliográfico (que también), sino sobre todo a nivel personal
(por supuesto no podemos dejar de lado el contexto). Esto nos sirve de
estupendo complemento para lo puramente profesional.
·
Aplicaciones reales en la biblioteca: Llega un/a visitante y no sabemos muy bien
lo que necesita tras una exposición algo ininteligible o confusa. Él/ella
tampoco lo sabe (o no demasiado, suele ocurrir). Está ansioso/a y dudoso/a,
inseguro/a. Si nos damos cuenta de por qué lo está, quizás podamos ayudarle
mejor. Si no sabe lo que quiere no podremos dárselo, evidentemente. Seamos empáticos,
cultivemos la capacidad de “entrar” dentro de él/ella, en su cabeza, en sus
emociones, y detectemos qué busca realmente.
2)
“Saber lo que no se sabe con efectividad y
cierto disimulo”
·
¿Qué significa “Saber lo que no se sabe con
efectividad y cierto disimulo” en un/a bibliotecario/a? El/la bibliotecario/a auxiliar y técnico
auxiliar de biblioteca sabe lo que sabe, ni más ni menos. Y las preguntas de
usuarios/as pueden ser variopintas y algunas de mucha dificultad. En lugar de
comentar al usuario/a que no sabemos lo que nos pregunta (si fuera éste el
caso), haremos un ejercicio de “disimulo” para no crear desconfianza en él/ella
y buscaremos la respuesta de la manera que sea, ya sea a través de Internet, de
otros compañeros, de la
Intranet de la
Biblioteca , obras de referencia, etc. para atenderle sin
demora. Y eso es un arte, algo que se debe aprender y que forma parte del
espectro de habilidades emocionales del que les vengo hablando.
·
Aplicaciones reales en la biblioteca: Somos bibliotecarios/as de una Biblioteca
Universitaria. Un alumno/a nos pregunta qué debe hacer para matricularse en unas
prácticas a través de una plataforma de enseñanza virtual. Nosotros no tenemos
esa competencia ni conocimiento, no está dentro de nuestras funciones, pero…
¿por qué no ayudarle en vez de decirle que llame a Secretaría? Entonces le
diremos que perfecto, que aguarde un segundo, y entraremos en la Web de la Universidad , nos
informaremos con cierto disimulo y le ayudaremos en la medida de lo posible.
¿Por qué no?
3)
Escucha activa
·
¿Qué significa escucha activa en un/a
bibliotecario/a? La escucha
activa consiste en que cuando alguien te habla, el receptor/a (nosotros, en la
biblioteca) participemos de manera activa en la conversación para que ésta
llegue al mejor puerto posible. Hagamos preguntas, esforzándonos en saber qué
quiere decir el emisor (usuario/a), etc. Usando una escucha activa
conseguiremos que la comunicación bibliotecario/a-usuario/a sea mucho más
pertinente y menos ruidosa/silenciosa, hablando en términos bibliotecarios.
·
Aplicaciones reales en la biblioteca:
Si un usuario/a llega a la biblioteca y no le
escuchamos atentamente, extrayendo “subpreguntas” (nuevo palabro, otra vez
disculpas) de sus propias preguntas, exprimiendo su demanda, puede que no
podamos ayudarle todo lo que necesitara, porque muchas veces los usuarios/as
necesitan algo que ni ellos/as mismos/as saben. Si un/a visitante quiere un
documento y nosotros le escuchamos con atención, sacaremos en claro lo que
realmente busca y podremos ofrecerle más cosas que le ayudarán y que él/ella no
sabe que posee la biblioteca. Pero hace falta eso, practicar una escucha activa
y atenta, participativa.
4)
Transmisión de confianza en nuestros
conocimientos/habilidades profesionales al lector/a-usuario/a
·
¿Qué
significa “transmitir confianza en nuestras cualidades” para un bibliotecario/a?
Fidelizar al usuario/a
(cliente/a) es una de las labores del bibliotecario. ¿Para qué queremos captar
a decenas de nuevos/as usuarios/as si luego no los vamos a mantener como
usuarios/as asiduos y habituales? Para nada. Es importantísimo en el día a día
de una biblioteca hacer las cosas bien para que el usuario/a siga yendo. Bien,
para fidelizar al usuario/a en una biblioteca hay múltiples herramientas
eficaces, algunas de sentido común, algunas más técnicas; algunas relacionadas
con el bibliotecario/a, otras con el funcionamiento y servicios de la propia
biblioteca. Una de las que tiene que ver con el/la bibliotecario/a es
transmitir al lector/a o usuario/a la sensación de que en nuestra biblioteca “sabemos
lo que hacemos". Cuando alguien va de manera continuada a una biblioteca,
sin duda, uno de los factores que le están llevando a mantener ese hábito y no
ir a otra es que el trato y la cualificación del bibliotecario es la adecuada.
Pero, disculpen la cita descontextualizada, “la mujer del César, además de
serlo, tiene que parecerlo”.
·
Aplicaciones reales en la biblioteca: Un usuario/a tiene un grave problema. Ha
guardado un documento de suma importancia en un Pendrive desde el escritorio
del ordenador de la biblioteca y no lo ve. Los sistemas operativos son
distintos a los habituales. Nosotros, nos acercaremos y le calmaremos, le
haremos saber en primer lugar que todo se va a solucionar, inspeccionaremos
despacio y con actitud positiva y resuelta el ordenador; si no sabemos,
acudiremos a otras fuentes mientras el usuario espera. Pero, lo más importante,
y ahí esa “transmisión de confianza” de la que hablo, jamás nos pondremos
nerviosos o pesimistas, inseguros, pues con ello haremos que la persona se
ponga en lo peor y además, si al final acabamos ayudándole habremos conseguido
con nuestra actitud dubitativa que pueda pensar “ha sido un golpe de suerte”.
5)
Paciencia
·
¿Qué
significa paciencia en un bibliotecario/a? Significa no perder la calma frente a situaciones que
requieren espera, tranquilidad… Hay usuarios/as con dificultades en la
expresión/comunicación: tímidos/as, que hablan despacio, extranjeros/as que no
hablan bien nuestro idioma o que ni siquiera lo hablan, tartamudos/as,
disminuídos/as sensoriales (sordos/as, mudos/as, etc.) con los que comunicarse como
digo es diferente, más complejo. Si queremos atenderlos bien, tendremos que
cultivar la paciencia. En la atención al usuario “contagiada” por la
inteligencia emocional haremos que el usuario con este tipo de dificultades se
sienta cómodo y además llegaremos sin duda a saber y entender lo que desea.
·
Aplicaciones reales en la biblioteca: Pueden ser tantas… pero centrémonos en la
paciencia con respecto al servicio de atención al usuario. Llega una chica con
problemas de tartamudez y nos comienza a explicar un problema que tiene para
descargar un artículo científico en un repositorio digital. O por ejemplo,
llega una persona extranjera que no se expresa bien en castellano (nosotros no
sabemos inglés) y necesita documentarse sobre un tema complejo. La paciencia,
en estos dos casos, va a ser una habilidad emocional muy importante para
resolverlos correctamente ya que ambas situaciones lo requieren. La paciencia
nos ayudará a no caer en el nerviosismo o la ansiedad.
6)
Asertividad
·
¿Qué
significa asertividad en un bibliotecario/a? La asertividad es la actitud a través de la cual una
persona se muestra segura y convencida de sus ideas y sentimientos
manifestándolo a través del comportamiento. Es curioso que el DRAE no recoja esta palabra de tan común
uso y que sí recogen otros diccionarios, glosarios, etc. ¿Quién no ha sido
aconsejado alguna vez sobre la necesidad de “ser asertivos/as” en nuestras
relaciones sociales? En un bibliotecario/a, creo que ser asertivo/a es
mostrarse confiado/a y seguro/a de lo que se dice o hace, de cómo nos
comportamos, produciendo esto seguridad y bienestar en nosotros mismos y en
nuestros semejantes. Cualquier cliente (y el usuario/a es un cliente,
modernicémonos) busca asertividad en su vendedor. No hay nada que haga sentir
más inseguro/a a un comprador/a (usuario/a) que un/a vendedor/a
(bibliotecario/a) dubitativo/a. Si tú dudas (pensará el comprador) será por
algo. Adiós ventas. Debemos ser asertivos/as y hacer que el usuario/a se sienta
confiado y que eso conlleve a una optimización de sus requerimientos y del uso
de la biblioteca por su parte.
·
Aplicaciones reales en la biblioteca: Cuando a la biblioteca llega una persona por
primera vez y se acerca al mostrador de información (orientación) y préstamo,
en muchas ocasiones necesita una primera información general, una panorámica
global de los servicios que ofrece la biblioteca: sus estancias, horarios,
colección, etc. En ese momento vamos a ser la cara visible de la biblioteca y
de nosotros va a depender la primera impresión (además de la visual del
usuario/a) que se lleve el nuevo visitante. Si nos mostramos seguros de
nosotros mismos, firmes, sonrientes, capaces, en definitiva… asertivos/as, la
imagen de la biblioteca quedará en mejor lugar que si la atención personal es
pobre en ese sentido.
Todo
esto es, claro, una exposición subjetiva. Me daría por satisfecho si al menos
un/a bibliotecario/a encontrara útil el artículo para aplicarlo en su quehacer
profesional diario.
Enrique
Navas Benito es Bibliotecario de la Universidad de Sevilla; Miembro de la Comisión de Difusión y
Márketing de la AAB
y Director de la academia de formación bibliotecaria “Auxiliar de Biblioteca”
Excelente contenido colega!!!
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarGracias!!
ResponderEliminarArtículo interesante y con buena exposición, sobre todo es de agradecer los ejemplos prácticos en relación al desarrollo teórico.
ResponderEliminar¡Gracias!