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lunes, 11 de septiembre de 2017


ENTREVISTAS CON LOS PONENTES Y COLABORADORES DE LAS XIXJBA:
José Antonio Gómez Hernández


  
José Antonio Gómez Hernández.
Universidad de Murcia.


José Antonio, este año clausuras las XIXª JBA, en las que se va a hablar de la labor que hace la biblioteca por la sociedad y cómo ve la sociedad nuestros servicios. En relación con este tema, ¿que nos puedes adelantar?

Me gustaría destacar la importancia de vincular nuestras bibliotecas con los objetivos generales de la comunidad (en un sentido tanto local como global). Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030 podrían marcar un referente de lo que debería guiar la actuación de las bibliotecas públicas, que va más allá de dar acceso y hacer competentes en el uso y comunicación de la información. Me parece un gran acierto que IFLA haya explicado la relación y las actuaciones de las bibliotecas en todas y cada una de estas metas para nuestro mundo global. Seremos relevantes si priorizamos los servicios en tanto contribuyan a las metas de la sociedad. Y eso nos vincula hoy con sostenibilidad ambiental, reducción de la desigualdad, mejora de las instituciones, salud, pobreza, igualdad de género, acceso a la educación y el aprendizaje a lo largo de la vida… Nuestros servicios se perciben principalmente todavía como un espacio de estudio y una institución que fomenta la lectura y la cultura. Son funciones necesarias pero que debemos reorientar de acuerdo con el rol al que aspiramos: garantizar el acceso a la información y contribuir a la mejora global de nuestras comunidades.

¿Crees que es necesario conocer el “Retorno de la inversión” (ROI) de nuestras bibliotecas para justificar socialmente la inversión en nuestros servicios?

Creo que es algo positivo, pero no suficiente. Debemos ser ejemplares en transparencia y en rendición de cuentas, y el “Retorno de la Inversión” es una forma avanzada de rendición de cuentas: decimos en qué invertimos nuestros recursos, el valor que tendrían los servicios que damos si debieran pagarse, y por tanto acreditamos que devolvemos con creces lo que invertimos. Pero el valor mayor de las bibliotecas es intangible: en el caso de las bibliotecas, lo que suponen es incalculable: las oportunidades que generan en quienes tienen menos medios, la cohesión en la comunidad que facilitan como espacio público de convivencia… Puedes simplemente decir a un usuario “léete esto” y facilitar una experiencia que cambie su vida, le conmueva, le haga encontrar una solución o un camino nuevo. En una sociedad consciente de sí misma no tendríamos que demostrar el retorno de la inversión, se nos protegería como argamasa, como tejido social, como aglutinante, como palanca, como agentes de cambio y de crecimiento comunitario. Por tanto, el ROI es una herramienta importante de negociación en un contexto de reducción y cuestionamiento de lo público desde las políticas liberal-conservadoras que sufrimos, pero lo fundamental que hace la biblioteca incluye la atención a lo menos rentable en términos económicos: la persona excluida, lo minoritario, la diferencia….

¿Cuáles serían los puntos clave para mejorar la imagen de las bibliotecas ante la sociedad?
En la realidad de las bibliotecas españolas hay también mucha desigualdad. Tenemos bibliotecas bien dotadas, activas y muy imbricadas con su comunidad, que ya por sus propias prácticas y los servicios que dan a diario tienen una imagen muy positiva entre los integrantes de su comunidad. Pero otras muchas bibliotecas siguen siendo vistas como salas para los que estudiantes preparen sus exámenes. Incluso el alumnado universitario de Biblioteconomía percibe frecuentemente la biblioteca así, como un espacio de estudio con una colección de material impreso o audiovisual, al que no vinculan con el derecho básico a la información, el aprendizaje y la cultura. Transformar esa visión estereotipada tiene que ver con cambiar la propia realidad: concluir la transición digital de nuestras bibliotecas, incorporar la participación en las decisiones sobre los servicios, colecciones y uso de la biblioteca, practicar la innovación de forma habitual, … Las bibliotecas tienen que sorprender, tener algo para todos: cuando hoy una biblioteca presta un instrumento musical o un taladrador está sorprendiendo, o cuando enseña a programas o a arreglar un ordenador roto está apostando y trasmitiendo la idea de compartir bienes comunes; cuando la biblioteca se ofrece a modificar los servicios de acuerdo con grupos vecinales o las asociaciones de su comunidad, cuando incorpora presupuestos participativos para seleccionar colecciones o hacer sus actividades culturales, está transformando su imagen social y mostrándose como una herramienta ciudadana, que asume las necesidades de sus ciudadanos y por lo tanto que los ciudadanos harán suya y la defenderán como tal.

En relación a la biblioteca social y el tercer sector, ¿crees fundamental y necesaria la labor desarrollada desde la biblioteca pública?

Potenciar la acción de la biblioteca con la contribución de las ONGs y el voluntariado me parece bien, pues vincula la idea de la biblioteca con la de solidaridad. Pero ello debe hacerse desde una biblioteca gestionada profesionalmente por bibliotecarios. En Gran Bretaña más de mil bibliotecas han sido entregadas a personal voluntario para su gestión y solo continúan abiertas gracias a ellos. Esto presupone creer y transmitir la idea de que la biblioteca no es un servicio necesario, que gestionar una biblioteca no es una profesión, y en ese sentido es un paso atrás inadmisible. La administración tiene la obligación de mantener un servicio bibliotecario de calidad en sus municipios y punto. Comento esto como caso extremo que se convierte en negativo cuando la solidaridad sustituye un derecho básico como es el de la información. Trabajar con las entidades sociales solidarías sí, por supuesto, pero que no se den pasos atrás en la profesionalidad y el derecho a la biblioteca…. Escribo esto preocupado por una noticia leída hoy en The Guardian: “Save your local! Should volunteers help keep our public libraries open?”. En un sentido inverso, me parece perfecto (y obligado) cuando la biblioteca amplía sus servicios y llega a usuarios vulnerables y en riesgo de exclusión gracias a conectar con las organizaciones que les apoyan y trabajar con ellas, 

¿Qué esperas de las XIX Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?

Tomar muchos cafés y conversar mucho con los colegas, intercambiar experiencias y buenas prácticas gracias a los demás ponentes y asistentes, aprender de bibliotecarias y bibliotecarios innovadores y ejemplares, encontrar juntos motivos de apoyo e ilusión, disfrutar Huelva… muchas expectativas para dos días, habrá que aprovechar cada minuto.  

¿Qué te parece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?


Comparto vuestros valores, y me parecen muy adecuadas las líneas marcadas por vuestro plan estratégico. La primera vez que participé en unas JBA fue en Jaén, en 1991, y siempre que he vuelto he visto una labor importante de impulso de la profesión. Ahora creo que un reto fundamental es apoyar y garantizar el relevo generacional a todos los niveles: las bibliotecas andaluzas (de todo tipo) crecieron mucho en los años ochenta y ahora imagino que habrá que asegurar que se van incorporando nuevas generaciones de bibliotecarios, que no dejan de dotarse plazas en las bibliotecas cuando llegan jubilaciones, y que visualicemos cómo queremos que sean los bibliotecarios que atenderán los servicios en 2030, para que se vayan incorporando con una visión de las necesidades sociales futuras y la aptitud y la actitud para responder a ellas.


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