ENTREVISTAS
CON LOS PONENTES Y COLABORADORES DE LAS XIXJBA:
Luis
Miguel Cencerrado Malmierca
Luis Miguel
Cencerrado Malmierca
Servicios de asesoría y formación en
los ámbitos bibliotecario, educativo y sociocultural
¿Cómo podrías definir "Retorno de la Inversión en
Bibliotecas"?
Como
una forma de medir y evaluar la acción de la biblioteca en razón del contraste
entre costes y beneficios. Y en consecuencia, supone además una extraordinaria
herramienta para mostrar de una forma clara y sistemática el valor del conjunto
de la oferta de la biblioteca y, desde luego, el mejor argumentario para
defender la rentabilidad de este servicio público y los beneficios que la
biblioteca proporciona a los ciudadanos, de cualquier edad y condición, y a la
sociedad en su conjunto.
El
ROI propicia la convergencia de elementos básicos de la planificación y la
gestión bibliotecaria que no siempre se han tenido en cuenta de forma
coordinada ni planteado de forma armónica. Por un lado, la elaboración de
presupuestos, su gestión y el control de gastos, y, por otro, la evaluación y
el seguimiento estadístico de la evolución de las colecciones, de su uso, y del
impacto en los usuarios del conjunto de servicios, programas y actividades que
conforman la oferta de la biblioteca.
Esta
mirada convergente e interrelacionada de estas dos facetas de la biblioteca aporta
de una forma sistemática un informe muy clarificador en relación con la
rentabilidad de la biblioteca, entendida ésta en términos de la relación entre la
utilidad de la oferta bibliotecaria y la inversión realizada para que ésta sea
posible.
Medir la eficiencia
de la inversión que se hace en la biblioteca y su rentabilidad no es sólo una
cuestión dineraria sino que arroja luz sobre los beneficios directos e
indirectos que los usuarios particulares y el conjunto de la comunidad obtienen
de la biblioteca, desvela el valor inducido de la acción bibliotecaria y su
repercusión social o académica, según se trate de bibliotecas públicas,
escolares o universitarias.
No
podemos dar por sabido que estos beneficios superan los costes, necesitamos
datos que nos lo confirmen, que nos sirvan de guía y que nutran también de
argumentos el discurso en defensa de las bibliotecas.
¿Desde cuándo empezaste a escuchar este término?
Siguiendo el rastro
hacia atrás, el término ROI pudo llegar a mis oídos, o a mis ojos para ser más
precisos, posiblemente asociado a unos informes de las bibliotecas públicas de
Minnesota sobre el valor de las colecciones, su circulación y los programas
dirigidos a niños y jóvenes. Son informes de 2010 cuyas referencias y extractos
de resultados están publicados en la página web de la ALA. Acostumbrado a
manejar datos de las estadísticas de crecimiento de la colección y de los
servicios y programas, muchas veces he sentido que una vez recopilados y
tratados para la memoria correspondiente dormían el sueño de los justos sin
generar una mayor reflexión. Frente a ese tipo de datos dejados en estado de
diamante en bruto brillaban este tipo de informes segmentados por franjas de
edad, tipo de servicio y programa en los que se destilaban cifras muy
clarividentes y se combinaban análisis cuantitativos y cualitativos que
mostraban el impacto de las acciones de la biblioteca en sus usuarios
infantiles y juveniles, tanto en el terreno de la alfabetización, los aspectos
personales y sociales o el impacto económico. La recogida de datos y confección
de estadísticas cobra en ellos pleno sentido. Una evidente prueba de la
importancia de evaluar y medir cada una de las acciones de la biblioteca.
¿Algún proyecto que te haya llamado la atención?
En este terreno creo
que en España han marcado un hito los diversos estudios que se han llevado a
cabo en esta década con el objetivo de plasmar de forma clara y evidente el
valor de las bibliotecas y sus beneficios así como la percepción y el valor
otorgado por los usuarios.
El estudio
desarrollado por FESABID sobre El valor
económico y social de los servicios de información: Bibliotecas de 2014
creo que fue muy esclarecedor y nos aportó muchos y significativos argumentos,
de forma directa y sin retóricas innecesarias. Como la simple ecuación que
concluye que por cada euro invertido en bibliotecas se observa un retorno de
2,80 a 3,83 euros.
En el ámbito de la
red de bibliotecas de la Diputació de Barcelona, un año antes que el anterior
estudio conocíamos que El retorno a la
inversión de la Red de Bibliotecas Municipales de la provincia de Barcelona
(2007-2011) era de 2,25 euros de beneficio directo por cada euro invertido.
La terna se completa
con el Estudio de impacto socioeconómico
de las bibliotecas en la Comunidad Foral de Navarra que se presentó en 2016,
en cuyo caso se concluye que cada euro invertido en las bibliotecas de esta
comunidad ofrecía un retorno entre 3,49 y 4,66 euros.
Cifras elocuentes
esculpidas a golpe de servicios y cargadas de beneficios en los terrenos
cultural, social, económico y educativo.
Sería muy interesante
disponer también de estudios similares en el ámbito de la biblioteca escolar
para plasmar de forma sistemática el impacto de las bibliotecas en la calidad
de la enseñanza y sus efectos en la dinámica de los centros educativos, tanto
en la mejora de recursos para el profesorado como en el proceso de aprendizaje
de los alumnos y sus resultados académicos, así como el impacto de la función
de compensación social.
¿Cree que
es necesario conocer el ROI de nuestras bibliotecas para justificar socialmente
la inversión en nuestros servicios?
Los
profesionales que trabajamos en las bibliotecas tenemos clara la rentabilidad
de las bibliotecas y el valor de su papel como puerta de acceso a la
información y a la lectura, como espacio de promoción personal y social, de refuerzo
académico y de formación a lo largo de la vida, de iniciación y enriquecimiento
cultural, así como la contribución que la biblioteca hace al acceso equitativo
de los bienes culturales.
Los
ciudadanos de todas las edades que utilizan las bibliotecas también son
conscientes del valor que éstas tienen para ellos y para el conjunto de la
sociedad. Y así lo manifiestan en las calificaciones que otorgan a las bibliotecas
en estudios e informes como los anteriormente mencionados y el valor que les
atribuye.
Pero
no hay que olvidar que en España no frecuentan las bibliotecas siete de cada
diez españoles según nos indican las estadísticas oficiales. Y para quien no conoce
de cerca la realidad, lo que hoy son o quieren ser las bibliotecas, rige el
imaginario colectivo, en el que la imagen de la biblioteca es tópica y
reduccionista, anclada en el pasado y estrechamente ligada al proceso de
formación académica, fuera del cual pierde sentido.
Y
los poderes públicos, como en botica, se nutren de todo tipo de público, lo que
quiere decir que al frente de ellos encontraremos representada a parte de esa
minoría conocedora del poder y el valor de la biblioteca o de la otra parte, la
mayoría ajena a la realidad del presente de las bibliotecas.
Así
que, después de esta digresión y respondiendo a la pregunta, sí, creo que es
necesario armar nuestros discursos de datos contrastados que pongan de relieve
de una manera indiscutible la rentabilidad, el valor y la necesidad de las
bibliotecas para construir una sociedad con estructuras sólidas, tanto en lo
educativo y cultural, como en lo político, así como en el terreno de lo
económico.
¿Cuáles
serían los puntos clave para mejorar la imagen de las bibliotecas ante la
sociedad?
Recientemente
en distintos medios se han suscitado diferentes debates en torno al tema de la
imagen de la biblioteca en la sociedad y a cómo se malinterpretan a veces los
mensajes de cambio que transmitimos desde ellas, que algunos columnistas de
prensa tachan hasta de “perversión de la biblioteca”.
Entorno
a ellos se han escuchado voces dentro de la profesión llamando a la
autocrítica, invitando a pararse a pensar por qué no nos entienden y en qué
medida nos sabemos explicar cuando desde la biblioteca comunicamos con la
sociedad, hablamos con los medios o tratamos con las administraciones.
Ciertamente
hay que hacer un esfuerzo mayor por explicar mejor lo que la biblioteca ofrece
y lo que quiere ser de cara a conectar con éxito con la sociedad y con sus
necesidades. Creo que en este sentido es muy importante abrir bien los ojos y
aprender a mirar de manera diferente, desprendiéndonos de prejuicios y no dando
por ciertas determinadas creencias. Puestos a sintetizar, destacaría varios
focos esenciales sobre los que fijar la atención y trazar esa biblioteca más
próxima, útil y atractiva para el ciudadano.
Uno son las colecciones,
núcleo de atención preferente en la biblioteca tradicional y elemento nuclear
también hoy en día pero necesitado de una profunda vuelta de tuerca sobre su
sentido y componentes. Expandir las colecciones, ampliar el alcance de la
oferta integrando plenamente la esfera digital y aportar valor serían tres ejes
obvios de acción.
Los servicios, programas y actividades son
los que conectan las colecciones y recursos que la biblioteca ofrece con los
usuarios. Debemos conformar una oferta a caballo entre la dimensión física de
la misma y su espacio digital que proporcione diferentes experiencias a los
usuarios, construida con su participación y de la que los ciudadanos se
apropien, de tal manera que la biblioteca se constituya como genuino espacio de
encuentro, intercambio y comunicación en torno a la información, el
conocimiento y la lectura y abierto a la expresión y la creación cultural y
artística.
El compromiso con la sociedad es
la tercera pata de este trípode. Tejer comunidad, crear alianzas, buscar
colaboraciones más allá de lo esperado, trabar conexiones y sinergias, como hablábamos
en la última edición de Fesabid en Pamplona, sin duda dará como resultado una
biblioteca más fuerte, sólida y visible y otorgará un mayor sentido a su acción
de cara al conjunto de la sociedad.
¿Qué esperas de las XIX Jornadas Bibliotecarias de
Andalucía?
Asistir a encuentros
de bibliotecas públicas, bibliotecas escolares u otro tipo de evento profesional
siempre resulta atractivo por el mero hecho del encuentro en sí de los
profesionales de un mismo o de diferentes sectores y por el tiempo compartido
conversando, reflexionando y debatiendo en torno a los temas candentes de la
profesión y a las rutinas del día a día.
En este sentido,
conectar con nuevos profesionales es siempre enriquecedor por lo que te aporta la
diversidad que se muestra en estos encuentros; es una forma de palpar la
realidad de las bibliotecas y de contrastar las diversas situaciones y procesos
en las que cada una se encuentra inmersa. A la par, independiente de la
situación particular de cada organización son también estos encuentros una oportunidad
para mirar adelante, aprender juntos y trazar un camino de futuro conjunto.
¿Qué te parece el trabajo de la AAB en favor de la
profesión?
En
estos tiempos en los que el asociacionismo parece estar de capa caída -aunque
según para qué-, la labor de las asociaciones profesionales me resultan
especialmente meritorias. Llevar a cabo este tipo de eventos de forma
periódica, que son la parte visible de su labor y que por su carácter
catalizador también quizás lo más gratificante, me parece un gran mérito. Pero mayor
es tirar delante de esa otra parte del trabajo de las asociaciones que no se
ve, que constituye la labor de continuidad y que exige compromiso y constancia
para que todo salga adelante. Es una dedicación que me parece que no tiene
precio porque a la postre, de los logros nos beneficiamos todos. Así que ánimo
y adelante en ese empeño de facilitar el camino de futuro a los profesionales
de las bibliotecas andaluzas, y al cabo, a todos.
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