ENTREVISTAS CON LOS PONENTES Y COLABORADORES DE LAS
XIXJBA:
Pedro López López
Universidad Complutense de Madrid. Facultad de
Ciencias de la Documentación
¿Cómo
podrías definir "Retorno de la Inversión en Bibliotecas"?
¿Desde
cuándo empezaste a escuchar este término?
¿Algún
proyecto que te haya llamado la atención?
¿Cree que es necesario conocer el
ROI de nuestras bibliotecas para justificar socialmente la inversión en
nuestros servicios?
Las cuatro primeras preguntas
prefiero no contestarlas porque no comparto la visión económica-neoliberal que
nos obliga a justificar económicamente todo. Creo que la justificación de un
servicio público como la biblioteca no debe atenerse a criterios economicistas.
La biblioteca pública mejora la sociedad haciéndola más culta, más tolerante y
más democrática. Son valores que no pueden someterse a una visión contable. El
ser -para una persona o para un pueblo- más culto, mejor ciudadano, etc., no
pasa por una justificación contable. Yo recomiendo a una persona estudiar
aunque sepa que va a trabajar toda la vida ajustando tornillos, sirviendo
barras de pan o fregando platos. Entiendo que la lectura, a la que se accede
partiendo de un nivel cultural, mejora la calidad de vida, las relaciones
sociales, la vida en comunidad (familia, pareja, vecinos, compañeros de
trabajo…).
El sistema educativo (incluyo aquí a
las bibliotecas) no tiene por qué estar sometido exclusivamente a una
rentabilidad económica que haya que demostrar para “justificarse” ante la
sociedad. En la universidad, con este argumento se han modificado los consejos
sociales y los criterios para evaluar la docencia, los cursos de verano y otras
actividades, con vistas a –se dice- rendir cuentas ante la “sociedad”, pero
rascando un poco, se ve que esta “sociedad” es el mundo empresarial.
La biblioteca mejora la comunidad,
la hace más culta, no hay nada más que justificar. Hay que creer en ello aun
con experiencias tan amargas como el nazismo, donde los jerarcas eran
refinadamente cultos. Igual que no puede justificarse por qué hay que ser buena
persona -se trata de un axioma que no puede discutirse-, tampoco pueden
emplearse argumentos contables para justificar la biblioteca. Entiendo que
otros tengan que hacerlo, presionados por los recortes, por la eterna
relegación de este servicio público, pero para este tipo de justificaciones
ante los responsables políticos están otros (responsables de bibliotecas, sobre
todo), yo me quedo en el discurso de La utilidad de lo inútil el
extraordinario libro de Nuccio Ordine, o con la máxima machadiana que pide no
confundir valor y precio; insisto, todo no se puede tasar con criterios
contables.
¿Cuáles serían los puntos clave para
mejorar la imagen de las bibliotecas ante la sociedad?
Sin entrar en cuestiones de
“marketing”, creo que la biblioteca debe intentar formar parte del tejido
social de su comunidad, convirtiéndose en un foco cultural, en un lugar de
encuentro donde los vecinos disfruten de un espacio público no sometido a las
leyes de la mercancía. Debe impulsar actos culturales, debates culturales y
políticos, presentaciones de libros, etc., y acoger actos del barrio o
municipio que sirvan para construir ciudadanía. Creo que la perspectiva de la
ciudadanía no debe ceder a la perspectiva del consumo. Si la biblioteca está
presente en la sociedad, prestando su espacio a este tipo de actividades, será
valorada por esta. En 2010 publiqué en la desaparecida revista Educación y Biblioteca (nº 176) un
artículo cuyo título era ¿Reconocimiento
social sin compromiso social? En el artículo decía:
“Una de las quejas más extendidas en las profesiones
del ámbito de Biblioteconomía y Documentación es, sin duda, aquella que se
refiere a su escaso reconocimiento social. Desde mi punto de vista, nos
encontramos ante una queja que tiene su razón de ser, pero que a menudo es formulada por aquellos que muy
frecuentemente dan la espalda a problemas sociales que requieren compromiso
social. En mi opinión, sin compromiso social no puede exigirse reconocimiento
por parte de la sociedad.”
Sigo en esta posición, pensando que
la biblioteca debe “mojarse” en los problemas y debates sociales y políticos
(entendida la política no un sentido partidista o sectario, por supuesto), promocionar
los derechos humanos, los valores democráticos y el ejercicio de la ciudadanía.
Y también creo que debe ser un “espacio de resistencia” ante la mercantilización
de todos los espacios y actividades humanas que impulsa el capitalismo
neoliberal que tenemos encima. La biblioteca debe intentar quedar fuera de esa
lógica mercantilista y ser un lugar gratuito y de acceso universal.
¿Qué esperas
de las XIX Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?
Lo que se espera de este tipo de actividades: que sea un
lugar de encuentro y de intercambio fecundo de reflexiones y puntos de vista
que no tienen por qué coincidir, pero que en su pluralismo nos enriquece a
todos. Igualmente, también es agradable conocer en persona a otros
profesionales y experiencias.
¿Qué te
parece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?
Sinceramente, no me considero con criterio para responder a
esta pregunta, no conozco suficientemente la gestión de la AAB. Creo, en todo
caso, importante el papel de las asociaciones profesionales para defender y
representar a la profesión ante la sociedad, para impulsar el reciclaje
profesional y para fomentar los debates propios de la profesión.
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