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lunes, 25 de septiembre de 2017

ENTREVISTAS CON LOS PONENTES Y COLABORADORES DE LAS XIXJBA:
Luis Miguel Cencerrado Malmierca


Luis Miguel Cencerrado Malmierca
Servicios de asesoría y formación en los ámbitos bibliotecario, educativo y sociocultural


¿Cómo podrías definir "Retorno de la Inversión en Bibliotecas"?

Como una forma de medir y evaluar la acción de la biblioteca en razón del contraste entre costes y beneficios. Y en consecuencia, supone además una extraordinaria herramienta para mostrar de una forma clara y sistemática el valor del conjunto de la oferta de la biblioteca y, desde luego, el mejor argumentario para defender la rentabilidad de este servicio público y los beneficios que la biblioteca proporciona a los ciudadanos, de cualquier edad y condición, y a la sociedad en su conjunto.     
El ROI propicia la convergencia de elementos básicos de la planificación y la gestión bibliotecaria que no siempre se han tenido en cuenta de forma coordinada ni planteado de forma armónica. Por un lado, la elaboración de presupuestos, su gestión y el control de gastos, y, por otro, la evaluación y el seguimiento estadístico de la evolución de las colecciones, de su uso, y del impacto en los usuarios del conjunto de servicios, programas y actividades que conforman la oferta de la biblioteca.    
Esta mirada convergente e interrelacionada de estas dos facetas de la biblioteca aporta de una forma sistemática un informe muy clarificador en relación con la rentabilidad de la biblioteca, entendida ésta en términos de la relación entre la utilidad de la oferta bibliotecaria y la inversión realizada para que ésta sea posible.
Medir la eficiencia de la inversión que se hace en la biblioteca y su rentabilidad no es sólo una cuestión dineraria sino que arroja luz sobre los beneficios directos e indirectos que los usuarios particulares y el conjunto de la comunidad obtienen de la biblioteca, desvela el valor inducido de la acción bibliotecaria y su repercusión social o académica, según se trate de bibliotecas públicas, escolares o universitarias.
No podemos dar por sabido que estos beneficios superan los costes, necesitamos datos que nos lo confirmen, que nos sirvan de guía y que nutran también de argumentos el discurso en defensa de las bibliotecas.

¿Desde cuándo empezaste a escuchar este término?

Siguiendo el rastro hacia atrás, el término ROI pudo llegar a mis oídos, o a mis ojos para ser más precisos, posiblemente asociado a unos informes de las bibliotecas públicas de Minnesota sobre el valor de las colecciones, su circulación y los programas dirigidos a niños y jóvenes. Son informes de 2010 cuyas referencias y extractos de resultados están publicados en la página web de la ALA. Acostumbrado a manejar datos de las estadísticas de crecimiento de la colección y de los servicios y programas, muchas veces he sentido que una vez recopilados y tratados para la memoria correspondiente dormían el sueño de los justos sin generar una mayor reflexión. Frente a ese tipo de datos dejados en estado de diamante en bruto brillaban este tipo de informes segmentados por franjas de edad, tipo de servicio y programa en los que se destilaban cifras muy clarividentes y se combinaban análisis cuantitativos y cualitativos que mostraban el impacto de las acciones de la biblioteca en sus usuarios infantiles y juveniles, tanto en el terreno de la alfabetización, los aspectos personales y sociales o el impacto económico. La recogida de datos y confección de estadísticas cobra en ellos pleno sentido. Una evidente prueba de la importancia de evaluar y medir cada una de las acciones de la biblioteca.


¿Algún proyecto que te haya llamado la atención?

En este terreno creo que en España han marcado un hito los diversos estudios que se han llevado a cabo en esta década con el objetivo de plasmar de forma clara y evidente el valor de las bibliotecas y sus beneficios así como la percepción y el valor otorgado por los usuarios.
El estudio desarrollado por FESABID sobre El valor económico y social de los servicios de información: Bibliotecas de 2014 creo que fue muy esclarecedor y nos aportó muchos y significativos argumentos, de forma directa y sin retóricas innecesarias. Como la simple ecuación que concluye que por cada euro invertido en bibliotecas se observa un retorno de 2,80 a 3,83 euros.
En el ámbito de la red de bibliotecas de la Diputació de Barcelona, un año antes que el anterior estudio conocíamos que El retorno a la inversión de la Red de Bibliotecas Municipales de la provincia de Barcelona (2007-2011) era de 2,25 euros de beneficio directo por cada euro invertido.
La terna se completa con el Estudio de impacto socioeconómico de las bibliotecas en la Comunidad Foral de Navarra que se presentó en 2016, en cuyo caso se concluye que cada euro invertido en las bibliotecas de esta comunidad ofrecía un retorno entre 3,49 y 4,66 euros.
Cifras elocuentes esculpidas a golpe de servicios y cargadas de beneficios en los terrenos cultural, social, económico y educativo.
Sería muy interesante disponer también de estudios similares en el ámbito de la biblioteca escolar para plasmar de forma sistemática el impacto de las bibliotecas en la calidad de la enseñanza y sus efectos en la dinámica de los centros educativos, tanto en la mejora de recursos para el profesorado como en el proceso de aprendizaje de los alumnos y sus resultados académicos, así como el impacto de la función de compensación social.

  
¿Cree que es necesario conocer el ROI de nuestras bibliotecas para justificar socialmente la inversión en nuestros servicios?

Los profesionales que trabajamos en las bibliotecas tenemos clara la rentabilidad de las bibliotecas y el valor de su papel como puerta de acceso a la información y a la lectura, como espacio de promoción personal y social, de refuerzo académico y de formación a lo largo de la vida, de iniciación y enriquecimiento cultural, así como la contribución que la biblioteca hace al acceso equitativo de los bienes culturales.
Los ciudadanos de todas las edades que utilizan las bibliotecas también son conscientes del valor que éstas tienen para ellos y para el conjunto de la sociedad. Y así lo manifiestan en las calificaciones que otorgan a las bibliotecas en estudios e informes como los anteriormente mencionados y el valor que les atribuye.
Pero no hay que olvidar que en España no frecuentan las bibliotecas siete de cada diez españoles según nos indican las estadísticas oficiales. Y para quien no conoce de cerca la realidad, lo que hoy son o quieren ser las bibliotecas, rige el imaginario colectivo, en el que la imagen de la biblioteca es tópica y reduccionista, anclada en el pasado y estrechamente ligada al proceso de formación académica, fuera del cual pierde sentido.
Y los poderes públicos, como en botica, se nutren de todo tipo de público, lo que quiere decir que al frente de ellos encontraremos representada a parte de esa minoría conocedora del poder y el valor de la biblioteca o de la otra parte, la mayoría ajena a la realidad del presente de las bibliotecas.
Así que, después de esta digresión y respondiendo a la pregunta, sí, creo que es necesario armar nuestros discursos de datos contrastados que pongan de relieve de una manera indiscutible la rentabilidad, el valor y la necesidad de las bibliotecas para construir una sociedad con estructuras sólidas, tanto en lo educativo y cultural, como en lo político, así como en el terreno de lo económico.

¿Cuáles serían los puntos clave para mejorar la imagen de las bibliotecas ante la sociedad?

Recientemente en distintos medios se han suscitado diferentes debates en torno al tema de la imagen de la biblioteca en la sociedad y a cómo se malinterpretan a veces los mensajes de cambio que transmitimos desde ellas, que algunos columnistas de prensa tachan hasta de “perversión de la biblioteca”.

Entorno a ellos se han escuchado voces dentro de la profesión llamando a la autocrítica, invitando a pararse a pensar por qué no nos entienden y en qué medida nos sabemos explicar cuando desde la biblioteca comunicamos con la sociedad, hablamos con los medios o tratamos con las administraciones.

Ciertamente hay que hacer un esfuerzo mayor por explicar mejor lo que la biblioteca ofrece y lo que quiere ser de cara a conectar con éxito con la sociedad y con sus necesidades. Creo que en este sentido es muy importante abrir bien los ojos y aprender a mirar de manera diferente, desprendiéndonos de prejuicios y no dando por ciertas determinadas creencias. Puestos a sintetizar, destacaría varios focos esenciales sobre los que fijar la atención y trazar esa biblioteca más próxima, útil y atractiva para el ciudadano.

Uno son las colecciones, núcleo de atención preferente en la biblioteca tradicional y elemento nuclear también hoy en día pero necesitado de una profunda vuelta de tuerca sobre su sentido y componentes. Expandir las colecciones, ampliar el alcance de la oferta integrando plenamente la esfera digital y aportar valor serían tres ejes obvios de acción.

Los servicios, programas y actividades son los que conectan las colecciones y recursos que la biblioteca ofrece con los usuarios. Debemos conformar una oferta a caballo entre la dimensión física de la misma y su espacio digital que proporcione diferentes experiencias a los usuarios, construida con su participación y de la que los ciudadanos se apropien, de tal manera que la biblioteca se constituya como genuino espacio de encuentro, intercambio y comunicación en torno a la información, el conocimiento y la lectura y abierto a la expresión y la creación cultural y artística.

El compromiso con la sociedad es la tercera pata de este trípode. Tejer comunidad, crear alianzas, buscar colaboraciones más allá de lo esperado, trabar conexiones y sinergias, como hablábamos en la última edición de Fesabid en Pamplona, sin duda dará como resultado una biblioteca más fuerte, sólida y visible y otorgará un mayor sentido a su acción de cara al conjunto de la sociedad.  


¿Qué esperas de las XIX Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?

Asistir a encuentros de bibliotecas públicas, bibliotecas escolares u otro tipo de evento profesional siempre resulta atractivo por el mero hecho del encuentro en sí de los profesionales de un mismo o de diferentes sectores y por el tiempo compartido conversando, reflexionando y debatiendo en torno a los temas candentes de la profesión y a las rutinas del día a día.

En este sentido, conectar con nuevos profesionales es siempre enriquecedor por lo que te aporta la diversidad que se muestra en estos encuentros; es una forma de palpar la realidad de las bibliotecas y de contrastar las diversas situaciones y procesos en las que cada una se encuentra inmersa. A la par, independiente de la situación particular de cada organización son también estos encuentros una oportunidad para mirar adelante, aprender juntos y trazar un camino de futuro conjunto.  


¿Qué te parece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?

En estos tiempos en los que el asociacionismo parece estar de capa caída -aunque según para qué-, la labor de las asociaciones profesionales me resultan especialmente meritorias. Llevar a cabo este tipo de eventos de forma periódica, que son la parte visible de su labor y que por su carácter catalizador también quizás lo más gratificante, me parece un gran mérito. Pero mayor es tirar delante de esa otra parte del trabajo de las asociaciones que no se ve, que constituye la labor de continuidad y que exige compromiso y constancia para que todo salga adelante. Es una dedicación que me parece que no tiene precio porque a la postre, de los logros nos beneficiamos todos. Así que ánimo y adelante en ese empeño de facilitar el camino de futuro a los profesionales de las bibliotecas andaluzas, y al cabo, a todos. 


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