ENTREVISTAS CON
PONENTES DE LAS XIX JORNADAS BIBLIOTECARIAS DE ANDALUCÍA:
Asunción Maestro Pegenaute
Asunción Maestro Pegenaute.
Servicio de
Bibliotecas del Gobierno de Navarra
¿Cómo podrías definir "Retorno de la
Inversión en Bibliotecas"?
Más que definir, existe doctrina profesional más
fundamentada que mi opinión para hacerlo, podría decir -de manera concisa- que
es un valor, un indicador que pone en relación los beneficios de la inversión
con los costes en instituciones, no lucrativas ni comerciales, como las
bibliotecas.
Un valor muy
sintético y contundente que se concreta en una cifra y que puede resultar
demasiado economicista si no se contempla en el marco de un análisis más amplio
sobre el valor, no sólo económico sino sobre todo social, de las bibliotecas.
Al menos, ésta es mi experiencia y esto es lo que hicimos en Navarra cuando
realizamos el Estudio de Impacto
Socioeconómico de la Bibliotecas que se presentó en 2016 y al que, en buena
lógica, voy a aludir.
Si me permitís un
juego con las palabras, además de un Retorno
de la Inversión, yo diría que es un Reconocimiento
Imprescindible de las bibliotecas. “Imprescindible” fue la palabra más
empleada por la ciudadanía que participó en el Estudio y que reconoció, en
palabras y datos, cuán importante era
para ellos invertir en bibliotecas.
Y, ahora, con un
análisis socioeconómico de nuestros servicios bibliotecarios, opiniones y datos
–mucho más allá del ROI- en la en mano, tenemos información y argumentos.
Argumentos para
demostrar –más allá de un eslogan- que las bibliotecas, lejos de ser un gasto,
son una inversión y que sus costes se han de iluminar a la luz de los
beneficios.
El ROI es, además
de un indicador y un instrumento, un argumento basado en datos para poner en
valor los servicios bibliotecarios.
¿Desde cuándo empezaste a escuchar este
término?
“Nunca me había
parado a pensar en el valor económico de un lugar así”. Esta opinión, vertida
por una persona encuestada en nuestro Estudio,
refleja bastante bien la primera idea que yo tuve al conocer la existencia de
trabajos e investigaciones sobre el valor de las bibliotecas, sobre análisis
económicos de servicios que yo considero básicos por definición. Me parecía, en
aquel momento, que no habría de demostrarse lo obvio y las bondades de los
servicios bibliotecarios habrían de valorarse sin necesidad de justificarlos y
menos en términos de rentabilidad económica.
Ya conocíamos
que, en tierras catalanas siempre pioneras en cuestiones bibliotecarias, se
estaba realizando algún estudio. Pero fue en 2013, en las I
Jornadas Profesionales de ASNABI (asociación a la que pertenezco) cuando
estas reflexiones comenzaron a despertar nuestro interés. “Redefiniendo la
misión de la biblioteca públicas” era el lema de aquellas Jornadas y, en su
marco, Fermín Erviti –responsable de Comunicación de la Cámara de Comptos de
Navarra- ofreció una conferencia titulada “Precio y valor en las bibliotecas”
que, si bien quedaba lejos de los planteamientos con que se realizaban los
estudios que nos ocupan, puso sobre la mesa la reflexión sobre cuánto cuestan
los servicios bibliotecarios y qué valor y valores aportan a la sociedad.
A mi juicio, fue
FESABID y el estudio que promovió en 2014, El
valor económico y social de los servicios de información: bibliotecas,
coordinado por José Antonio Gómez Yáñez quien puso el acento en lo necesario de
este tipo de análisis y reflexiones.
Y, por supuesto,
la realización en nuestra Comunidad -como escenario piloto- del estudio
promovido por el Consejo de Cooperación Bibliotecaria, Estudio de Impacto Socioeconómico de las Bibliotecas en la Comunidad
Foral de Navarra, realizado a lo largo de 2015, fue definitivo.
Yo me incorporé
-de manera más activa- en una fase avanzada pero, sobre todo, en su momento de
presentación y difusión a la ciudadanía. Para nosotros, éste era uno de los
principales objetivos del estudio, “El valor de las bibliotecas”, darlo a conocer a la sociedad, a la ciudadanía y a
los responsables de las administraciones e instituciones competentes en
garantizar los servicios bibliotecarios. No queríamos limitar únicamente su
difusión al ámbito profesional aunque ha tenido un eco importante. De todo ello hablaremos en vuestras Jornadas.
¿Algún proyecto que te haya llamado la
atención?
Me temo que sería
redundante contestar esta pregunta porque sospecho que en la anterior se deduce
que, más que llamar la atención, estoy implicada y comprometida, de manera
decidida, en el que hemos realizado en Navarra. Será un honor contaros, en
Huelva, la oportunidad que para nuestra Comunidad y nuestras bibliotecas ha
supuesto esta experiencia.
Pero si queréis
conocer nuestro estudio, de manera más sintética que el propio informe, os
invito a leer el artículo que publicamos en mayo en una revista profesional, Clip (Boletín de SEDIC).
¿Cree que es necesario conocer el ROI de
nuestras bibliotecas para justificar socialmente la inversión en nuestros
servicios?
Si creo que es
importante conocer, tanto el ROI como otros indicadores de valor económico y
social, no tanto para justificar una inversión sino para explicarla, para hacer
sabedora a la ciudadanía el potencial de estos servicios públicos.
Más allá de un valor
concreto, reitero que lo importante es llevar a cabo un análisis más amplio,
con la metodología o metodologías adecuadas y los indicadores pertinentes, para
conocer el impacto económico y social de los servicios bibliotecarios en su
entorno.
La transparencia en
la gestión de los servicios públicos es una máxima que deben tener las
administraciones y un derecho que tenemos la ciudadanía para conocer el destino
de impuestos y contribuciones a las arcas públicas. Y la evaluación, con
parámetros profesionales y fiables, es
inexcusable –esto sí- para dar cuenta del empleo de los recursos.
Más allá del ROI,
un análisis socioeconómico de los servicios bibliotecarios y su impacto en la
comunidad en la que se insertan, pone de manifiesto (esto ha sucedido en
Navarra) cómo estas instituciones son un
motor de alto rendimiento y son muy bien valoradas por la ciudadanía (sea o
no usuaria de las mismas, y esto es importante). Unos servicios que, además de
un valor concreto, aportar valores que son vistos cómo básicos, importantes e
imprescindibles.
“Las bibliotecas
tienen el poder de poner al alcance de cualquiera una inmensa riqueza” o “Creo
que las bibliotecas se han convertido en un servicio imprescindible, igualable
a la salud, educación y servicios sociales”,
son dos de las cientos de opiniones vertidas en el Estudio que ponen de manifiesto la alta consideración que la
ciudadanía tiene de nuestras instituciones. Esta es su justificación social,
que las personas –las utilicen o son- valoran las bibliotecas y reconocen los
beneficios para el conjunto de la sociedad.
Pero terminando
por el inicio de la pregunta, es útil conocer el ROI para calcular el
incalculable valor bibliotecas, algo más que un juego de palabras que, personas
y bibliotecas pueden conocer por medio de una sencilla aplicación que
desarrollamos tras la realización del estudio: una calculadora de doble cara.
¿Cuáles serían los puntos clave para
mejorar la imagen de las bibliotecas ante la sociedad?
Vengo leyendo las opiniones de colegas
que me preceden en estas entrevistas, coincido en mucho de lo que aportan y
sería redundante repetirlo.
Pero si que incidiría en que la
biblioteca como espacio o como espacios – y en este tema la profesión está en plena
reflexión- es un punto clave a potenciar.
Y anoto una constatación. Cuando se
pregunta a la ciudadanía –y en Navarra se hicieron dos encuestas para el
estudio en la que participaron 5.200 personas-, la imagen que proyectan de
nuestras instituciones es altamente gratificante. No debemos olvidar que son
nuestros grandes aliados para proyectar una imagen, que será más positiva
cuando la sientan más suya.
“La biblioteca es como el aire, está y
respiras”, ¿cómo superar esta imagen?
¿Qué esperas de las XIX Jornadas
Bibliotecarias de Andalucía?
En primer lugar,
revivir el estímulo, la cercanía y la alegría que tenéis los profesionales de
Andalucía en estos encuentros y que viví en el año 2000 cuando me invitasteis a
las XI Jornadas Bibliotecarias. Yo atravesaba
una situación profesional complicada y fui a presentar un proyecto de
organización bibliotecaria que habíamos elaborado en Navarra, con enorme
entrega y confianza, pero sabíamos
fracasado. Participar en los “Encuentros en la frontera” de vuestras Jornadas
fue un reencuentro con la ilusión y vuestra solidaridad, un bálsamo para otras
malas Jornadas. Siempre os estaré agradecida y espero “retornaros” ahora algo
de lo que me aportasteis.
Porque esto son
unas jornadas profesionales: aprendizaje, intercambio, reflexión, reunión y
convivencia sin fronteras entre personas a quienes une valor y valores, no sólo
bibliotecarios.
¿Qué te parece el trabajo de la AAB en
favor de la profesión?
Imprescindible,
como las bibliotecas, es la existencia de las asociaciones profesionales.
Conozco algo del trabajo que lleváis a cabo porque, además, lo hemos compartido
en otros foros profesionales como FESABID. Como ya he apuntado, pertenezco a,
ASNABI, en la que he formado parte de
varias juntas y he presidido dos veces. Es admirable vuestra trayectoria de
muchos años, vuestro compromiso por la mejora de las bibliotecas y vuestro
constante empeño en la formación profesional; la cifra lo dice todo, diecinueve
jornadas es un número muy respetable que habla de solidez.
Asociación implica
colaboración y cooperación; una suma de esfuerzos y empeños,
saberes y compromisos que permiten a una profesión hacerse oír con más
fuerza y le permite escuchar muchas más voces.
Creo que, en un
momento en que el asociacionismo profesional parece estar estancado
(curiosamente cuando en la sociedad civil se entrevé en crecimiento), el trabajo de una asociación
como la vuestra es una excelente referente.
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