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lunes, 9 de octubre de 2017

ENTREVISTAS CON PONENTES DE LAS XIX JORNADAS BIBLIOTECARIAS DE ANDALUCÍA: 
Asunción Maestro Pegenaute






 Asunción Maestro Pegenaute.
 Servicio de Bibliotecas del Gobierno de Navarra



¿Cómo podrías definir "Retorno de la Inversión en Bibliotecas"?

Más que definir, existe doctrina profesional más fundamentada que mi opinión para hacerlo, podría decir -de manera concisa- que es un valor, un indicador que pone en relación los beneficios de la inversión con los costes en instituciones, no lucrativas ni comerciales, como las bibliotecas.

Un valor muy sintético y contundente que se concreta en una cifra y que puede resultar demasiado economicista si no se contempla en el marco de un análisis más amplio sobre el valor, no sólo económico sino sobre todo social, de las bibliotecas. Al menos, ésta es mi experiencia y esto es lo que hicimos en Navarra cuando realizamos el Estudio de Impacto Socioeconómico de la Bibliotecas que se presentó en 2016 y al que, en buena lógica,  voy a aludir.

Si me permitís un juego con las palabras, además de un Retorno de la Inversión, yo diría que es un Reconocimiento Imprescindible de las bibliotecas. “Imprescindible” fue la palabra más empleada por la ciudadanía que participó en el Estudio  y que reconoció, en palabras y datos,  cuán importante era para ellos invertir en bibliotecas. 

Y, ahora, con un análisis socioeconómico de nuestros servicios bibliotecarios, opiniones y datos –mucho más allá del ROI- en la en mano, tenemos información y argumentos.

Argumentos para demostrar –más allá de un eslogan- que las bibliotecas, lejos de ser un gasto, son una inversión y que sus costes se han de iluminar a la luz de los beneficios.

El ROI es, además de un indicador y un instrumento, un argumento basado en datos para poner en valor los servicios bibliotecarios.


¿Desde cuándo empezaste a escuchar este término?

“Nunca me había parado a pensar en el valor económico de un lugar así”. Esta opinión, vertida por una persona encuestada en nuestro Estudio, refleja bastante bien la primera idea que yo tuve al conocer la existencia de trabajos e investigaciones sobre el valor de las bibliotecas, sobre análisis económicos de servicios que yo considero básicos por definición. Me parecía, en aquel momento, que no habría de demostrarse lo obvio y las bondades de los servicios bibliotecarios habrían de valorarse sin necesidad de justificarlos y menos en términos de rentabilidad económica.

Ya conocíamos que, en tierras catalanas siempre pioneras en cuestiones bibliotecarias, se estaba realizando algún estudio. Pero fue en 2013, en  las I Jornadas Profesionales de ASNABI (asociación a la que pertenezco) cuando estas reflexiones comenzaron a despertar nuestro interés. “Redefiniendo la misión de la biblioteca públicas” era el lema de aquellas Jornadas y, en su marco, Fermín Erviti –responsable de Comunicación de la Cámara de Comptos de Navarra- ofreció una conferencia titulada “Precio y valor en las bibliotecas” que, si bien quedaba lejos de los planteamientos con que se realizaban los estudios que nos ocupan, puso sobre la mesa la reflexión sobre cuánto cuestan los servicios bibliotecarios y qué valor y valores aportan a la sociedad.

A mi juicio, fue FESABID y el estudio que promovió en 2014, El valor económico y social de los servicios de información: bibliotecas, coordinado por José Antonio Gómez Yáñez quien puso el acento en lo necesario de este tipo de análisis y reflexiones.

Y, por supuesto, la realización en nuestra Comunidad -como escenario piloto- del estudio promovido por el Consejo de Cooperación Bibliotecaria, Estudio de Impacto Socioeconómico de las Bibliotecas en la Comunidad Foral de Navarra, realizado a lo largo de 2015, fue definitivo.

Yo me incorporé -de manera más activa- en una fase avanzada pero, sobre todo, en su momento de presentación y difusión a la ciudadanía. Para nosotros, éste era uno de los principales objetivos del estudio, “El valor de las bibliotecas”, darlo a conocer a la sociedad, a la ciudadanía y a los responsables de las administraciones e instituciones competentes en garantizar los servicios bibliotecarios. No queríamos limitar únicamente su difusión al ámbito profesional aunque ha tenido un eco importante. De todo  ello hablaremos en vuestras Jornadas.


¿Algún proyecto que te haya llamado la atención?

Me temo que sería redundante contestar esta pregunta porque sospecho que en la anterior se deduce que, más que llamar la atención, estoy implicada y comprometida, de manera decidida, en el que hemos realizado en Navarra. Será un honor contaros, en Huelva, la oportunidad que para nuestra Comunidad y nuestras bibliotecas ha supuesto esta experiencia.

Pero si queréis conocer nuestro estudio, de manera más sintética que el propio informe, os invito a leer el artículo que publicamos en mayo en una revista profesional, Clip (Boletín de SEDIC).


¿Cree que es necesario conocer el ROI de nuestras bibliotecas para justificar socialmente la inversión en nuestros servicios?

Si creo que es importante conocer, tanto el ROI como otros indicadores de valor económico y social, no tanto para justificar una inversión sino para explicarla, para hacer sabedora a la ciudadanía el potencial de estos servicios públicos.

Más allá de un valor concreto, reitero que lo importante es llevar a cabo un análisis más amplio, con la metodología o metodologías adecuadas y los indicadores pertinentes, para conocer el impacto económico y social de los servicios bibliotecarios en su entorno.

La transparencia en la gestión de los servicios públicos es una máxima que deben tener las administraciones y un derecho que tenemos la ciudadanía para conocer el destino de impuestos y contribuciones a las arcas públicas. Y la evaluación, con parámetros profesionales y fiables, es  inexcusable –esto sí- para dar cuenta del empleo de los recursos.

Más allá del ROI, un análisis socioeconómico de los servicios bibliotecarios y su impacto en la comunidad en la que se insertan, pone de manifiesto (esto ha sucedido en Navarra) cómo estas instituciones son un motor de alto rendimiento y son muy bien valoradas por la ciudadanía (sea o no usuaria de las mismas, y esto es importante). Unos servicios que, además de un valor concreto, aportar valores que son vistos cómo básicos, importantes e imprescindibles.

“Las bibliotecas tienen el poder de poner al alcance de cualquiera una inmensa riqueza” o “Creo que las bibliotecas se han convertido en un servicio imprescindible, igualable a la salud, educación y servicios sociales”,  son dos de las cientos de opiniones vertidas en el Estudio que ponen de manifiesto la alta consideración que la ciudadanía tiene de nuestras instituciones. Esta es su justificación social, que las personas –las utilicen o son- valoran las bibliotecas y reconocen los beneficios para el conjunto de la sociedad. 

Pero terminando por el inicio de la pregunta, es útil conocer el ROI para calcular el incalculable valor bibliotecas, algo más que un juego de palabras que, personas y bibliotecas pueden conocer por medio de una sencilla aplicación que desarrollamos tras la realización del estudio: una calculadora de doble cara.


¿Cuáles serían los puntos clave para mejorar la imagen de las bibliotecas ante la sociedad?

Vengo leyendo las opiniones de colegas que me preceden en estas entrevistas, coincido en mucho de lo que aportan y sería redundante repetirlo.

Pero si que incidiría en que la biblioteca como espacio o como espacios – y en este tema la profesión está en plena reflexión- es un punto clave a potenciar.

Y anoto una constatación. Cuando se pregunta a la ciudadanía –y en Navarra se hicieron dos encuestas para el estudio en la que participaron 5.200 personas-, la imagen que proyectan de nuestras instituciones es altamente gratificante. No debemos olvidar que son nuestros grandes aliados para proyectar una imagen, que será más positiva cuando la sientan más suya.

“La biblioteca es como el aire, está y respiras”, ¿cómo superar esta imagen?


¿Qué esperas de las XIX Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?

En primer lugar, revivir el estímulo, la cercanía y la alegría que tenéis los profesionales de Andalucía en estos encuentros y que viví en el año 2000 cuando me invitasteis a las XI Jornadas Bibliotecarias. Yo atravesaba una situación profesional complicada y fui a presentar un proyecto de organización bibliotecaria que habíamos elaborado en Navarra, con enorme entrega y confianza,  pero sabíamos fracasado. Participar en los “Encuentros en la frontera” de vuestras Jornadas fue un reencuentro con la ilusión y vuestra solidaridad, un bálsamo para otras malas Jornadas. Siempre os estaré agradecida y espero “retornaros” ahora algo de lo que me aportasteis.

Porque esto son unas jornadas profesionales: aprendizaje, intercambio, reflexión, reunión y convivencia sin fronteras entre personas a quienes une valor y valores, no sólo bibliotecarios.


¿Qué te parece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?

Imprescindible, como las bibliotecas, es la existencia de las asociaciones profesionales. Conozco algo del trabajo que lleváis a cabo porque, además, lo hemos compartido en otros foros profesionales como FESABID. Como ya he apuntado, pertenezco a, ASNABI,  en la que he formado parte de varias juntas y he presidido dos veces. Es admirable vuestra trayectoria de muchos años, vuestro compromiso por la mejora de las bibliotecas y vuestro constante empeño en la formación profesional; la cifra lo dice todo, diecinueve jornadas es un número muy respetable que habla de solidez. 

Asociación implica colaboración y cooperación; una suma de esfuerzos y  empeños,  saberes y compromisos que permiten a una profesión hacerse oír con más fuerza y le permite escuchar muchas más voces.

Creo que, en un momento en que el asociacionismo profesional parece estar estancado (curiosamente cuando en la sociedad civil se entrevé  en crecimiento), el trabajo de una asociación como la vuestra es una excelente referente.




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